Entrevista con Jessi Beats
Por Octavio Ortiz
Morelia Michoacán a 26 de octubre de 2020.-Desearía que más mujeres, más chavas, comiencen a tocar música con tornamesas, dice Jessi Beats.
Es una mujer delgada y con unos ojos profundos signo de su fuerza y decisión. Hace música a través de sus tornamesas electrónicas y sus controladores digitales, mezcla ritmos, exalta cantos, subraya melodías y eleva los sentimientos.
Prefiere la música electrónica y el reggae, además del rap, aunque mezcla respetando al público y sus gustos.
Madre de dos niños fuertes y sonrientes, trabajadora administrativa de una gran empresa, ayudante de un político en sus horas libres.
Aunque cada miércoles y viernes llega temprano al bar céntrico de la capital michoacana, “Salón Púrpura”, para hacer música durante toda la noche.
Conecta todo los implementos electrónicos poco a poco, su computadora, su tornamesa, dos grandes bocinas en forma par; cuando ha domado todos los cables y el sonido le complace, inicia su magia.
Se adentra entre las tripas de los sonidos y sondea entre la cultura musical de su biblioteca personal, hace vibrar las ondas sonoras, domina las caderas y los hombros de la gente, hechiza al público, que se entrega entre gritos y aplausos.
La escucho atentamente mientras escribo; comienza con música disco, que deja escapar finas notas jazz.
Ante la provocación de la oscuridad que cae sobre la cantera, da rienda suelta a los sonidos fuertes y definidos de la música house y techno.
Sus mezclas, sus notas, son parte de su carácter profundo y conciso. Se concentra tanto que se recoge el pelo, y así, se adentra en la computadora y en la mezcladora. Hace sets que parecen el firmamento estrellado de una Morelia histórica.
Reflexiono que primero que nadie y puntuales, han llegado sus amigas. Ellas la arropan con respaldo amoroso, femenino y fraterno.
Así, recuerdo la postura feminista de Jessi Beats, que cree en hacer música feminista, en hacer del ejercicio de la música una reivindicación para la mujer; desea que más mujeres toquen como ella, y quizá, junto a ella.
Su música, su quehacer artístico, conquista nuevos espacios para las mujeres y crea nuevos lenguajes femeninos.
Antes que suba al escenario a ser Jessi Beats, me encuentro con Jesica Judith Pérez Gaona.
Tomamos un café en cualquier cafetería del Centro de Morelia.
Pido un café negro y ella me explica cómo la música le flechó la vida al escuchar en su casa familiar un casete de Queen.
Explica que aunque carece de una educación formal de música, ha tomado la experiencia en el escenario como su principal maestra.
Me comenta como en un futuro quiere aprender de otros músicos morelianos de la escena, pero quiere hacerlo de una forma directa, estar junto a ellos, verlos tocar y pedirles consejos personales.
Su irrupción en la escena de la musical de Morelia se debe a sus ganas y su empuje personal, por lo que entiendo que sea un ejemplo para otras mujeres, para otras niñas.
Finaliza nuestra plática al regresar al tema de las mujeres para insistir que aún faltan muchas féminas en este ámbito musical; “la música es para mí una terapia, un refugio”, acotó.
Es de noche y me tengo que retirar del concierto electrónico. Dejo el bar con la vívida imagen de haber estado frente a una maga, una mujer que domina la noche profunda con su música, con sus notas que mezclan el pasado y el futuro.