Por el No Que No
¿Cómo explicas que el presidente se paseó con la mamá del Chapo y liberó a Ovidio?
¿Cómo explicas que balacearon a tu secretario de Seguridad Pública, que hasta con un calibre 50 lo quisieron avasallar?
Entonces, ¿quién es el delincuente, tu gobierno o tú?
Morelia Michoacán a 20 de Mayo de 2024.- En el ambiente político de México, la seguridad y la lucha contra el crimen organizado se han convertido en temas de vital importancia. La administración de Claudia Sheinbaum, jefa de Gobierno de la Ciudad de México, ha sido objeto de intensas críticas y cuestionamientos, especialmente por parte de opositores que señalan una serie de eventos que ponen en duda la efectividad y la integridad del gobierno. Las preguntas planteadas en el encabezado por críticos como Xóchitl Gálvez reflejan la preocupación y la indignación de una parte significativa de la población.
El 17 de octubre de 2019, el gobierno mexicano tomó la polémica decisión de liberar a Ovidio Guzmán López, hijo del conocido narcotraficante Joaquín “El Chapo” Guzmán, tras su captura en Culiacán, Sinaloa. La medida fue tomada después de enfrentamientos violentos que amenazaron con desatar un baño de sangre. El presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) justificó la liberación argumentando que se buscaba proteger la vida de los ciudadanos y evitar una escalada de violencia. No obstante, la acción fue interpretada por muchos como un signo de debilidad y sometimiento ante el poder de los cárteles.
En marzo de 2020, AMLO fue captado en un video saludando a María Consuelo Loera, madre de “El Chapo”, durante una visita a Badiraguato, Sinaloa. Este gesto fue duramente criticado, ya que se consideró como una muestra de respeto hacia una figura asociada con uno de los criminales más notorios del país. Los detractores del presidente argumentaron que este tipo de actos envían un mensaje de ambigüedad y tolerancia hacia el crimen organizado, erosionando la confianza en la firmeza del gobierno para combatir la delincuencia.
El 26 de junio de 2020, Omar García Harfuch, secretario de Seguridad Ciudadana de la Ciudad de México, sufrió un atentado en el que fue atacado con armas de alto calibre, incluido un fusil calibre 50. El ataque, atribuido al Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG), evidenció el poder y la audacia de los grupos criminales, y puso en tela de juicio la capacidad del gobierno para proteger incluso a sus altos funcionarios. Este incidente subrayó la gravedad del problema de la seguridad en la capital y en el país en general.
Claudia Sheinbaum, como jefa de Gobierno de la Ciudad de México y figura prominente dentro del partido Morena, ha sido cuestionada por su gestión de la seguridad pública. La estrategia de “abrazos, no balazos” promovida por AMLO, que busca abordar las causas profundas de la violencia mediante programas sociales, ha sido criticada por no ofrecer resultados inmediatos en la reducción de la criminalidad. La percepción de ineficacia y la falta de acciones contundentes contra los cárteles han llevado a muchos a cuestionar la postura del gobierno ante el crimen organizado.
Las preguntas planteadas por figuras como Xóchitl Gálvez no solo buscan resaltar las fallas en la estrategia de seguridad del gobierno, sino que también insinúan una posible complicidad o, al menos, una grave incompetencia. La seguridad es uno de los pilares fundamentales de cualquier gobierno, y la incapacidad para garantizarla puede tener consecuencias devastadoras para la credibilidad y la legitimidad de la administración.
La narrativa de la liberación de Ovidio y el encuentro con la madre del Chapo alimentan la percepción de que el gobierno está dispuesto a negociar o mostrar deferencia hacia figuras del crimen organizado. El atentado contra García Harfuch, por otro lado, muestra la vulnerabilidad de las instituciones frente a la violencia y la intimidación de los cárteles.
La administración de Claudia Sheinbaum y de AMLO enfrenta un desafío monumental en la lucha contra el crimen organizado. Las preguntas incisivas planteadas por opositores como Xóchitl Gálvez son un reflejo de la desconfianza y la frustración de muchos ciudadanos. La respuesta a estas preguntas no solo determinará el rumbo de la política de seguridad en México, sino también la percepción pública sobre la integridad y la capacidad del gobierno para enfrentar uno de los problemas más acuciantes del país.