Pátzcuaro Michoacán a 18 de noviembre de 2024.- El secuestro de Tariácuri Hernández, un joven comerciante de Pátzcuaro, ha desatado indignación y enojo en el municipio, evidenciando el fracaso del gobierno de Alfredo Ramírez Bedolla para garantizar la seguridad en Michoacán. El hecho, ocurrido en el propio restaurante del empresario y en presencia de elementos de la Guardia Civil, pone en entredicho la efectividad de las políticas de seguridad del mandatario morenista.
La comunidad de Pátzcuaro, conocida por su actividad comercial y turística, se encuentra consternada por la falta de acciones preventivas y reactivas de las autoridades estatales frente al crimen organizado. Según testigos, los secuestradores actuaron con total impunidad, sin que los elementos de la Guardia Civil presentes intervinieran, lo que ha generado fuertes críticas hacia las fuerzas de seguridad y, en última instancia, hacia el gobernador.
Comerciantes locales han convocado bloqueos en diversos puntos del municipio, exigiendo la aparición con vida de Tariácuri Hernández y cuestionando el papel del gobierno estatal en la creciente ola de violencia que afecta a Michoacán. Las protestas reflejan el hartazgo de los ciudadanos ante un panorama de inseguridad que parece no tener fin, pese a los constantes discursos de Ramírez Bedolla sobre los “avances” en materia de seguridad.
Este caso se suma a una serie de eventos violentos que han marcado la administración de Alfredo Ramírez Bedolla, evidenciando que sus estrategias de coordinación con la Federación y la Guardia Nacional no han dado resultados tangibles. Mientras el gobernador prioriza su discurso político, las cifras de secuestros, homicidios y extorsiones siguen en aumento, dejando a la población en un estado de vulnerabilidad constante.
Organizaciones sociales y civiles han señalado que este crimen no solo refleja la incapacidad del gobierno para combatir la delincuencia, sino también una alarmante falta de control sobre las propias fuerzas del orden. La comunidad de Pátzcuaro, un enclave fundamental para el turismo en Michoacán, ahora está marcada por el miedo y la indignación.
La administración de Alfredo Ramírez Bedolla enfrenta una crisis de credibilidad y confianza. Cada vez son más las voces que exigen no solo justicia en este caso, sino también un cambio urgente en las políticas de seguridad que devuelvan la tranquilidad a los michoacanos. Sin embargo, la pregunta persiste: ¿actuará el gobernador, o seguirá priorizando su narrativa política sobre la realidad que vive el estado?