ZACÁN, Michoacán a de junio de 2020.- Una vez que los frailes ordenaron el pueblo, con sus calles y la plaza, se trazó la iglesia; la orientación obedeció seguramente a causas litúrgicas. La iglesia con el presbiterio obligaba a los fieles y sacerdotes a dirigir el culto hacia Roma y Jerusalén, hacia el Oriente.
En los inicios de la evangelización, se construyeron capillas sencillas, con técnicas indígenas y materiales de la región.
La Iglesia en el conjunto arquitectónico, el elemento más importante era la iglesia; el lugar destinado a la congregación de los feligreses para rendir culto a Dios.
Aquí, la iglesia se hizo de una sola nave, pues lo importante era congregar a los nuevos fieles en un recinto cerrado, que permitiera tenerlos atentos y concentrados; en el fondo del templo, el presbiterio, sirviendo como telón de fondo; un retablo dedicado a San Pedro, el santo patrono. Este retablo de Zacán, es de los pocos que se mantienen de los más antiguos, de tipo Churrigueresco con aplicaciones de laminilla dorada sobre madera.
El templo, a pesar de los datos históricos, parece contener antecedentes franciscanos; pero la primitiva iglesia del Siglo XVI, fue terminada durante el priorato de Fray Agustín de Figueroa, entre los años 1691 y 1703. El Colegio de Michoacán y el Obispado de Michoacán, señalan que para 1765, se hizo un primer inventario de bienes de esta iglesia.
La fachada es de sillares de cantera y portada de dos cuerpos, un acceso con arco de medio punto, con medias columnas a los lados con pedestal; el elemento Franciscano aparece en el cordón de madera que corre en la parte superior de las paredes laterales y la leyenda que está labrada es 1559.
Esta portada es un antecedente directo, o al menos contemporánea, de la del templo de San Agustín, en Morelia, ambas con su fachada principal, hacia el poniente. según consta en el libro, El Arte Virreinal de Michoacán, de Manuel González Galván.
Posiblemente ambas portadas hayan sido proyectadas por el mismo constructor, así lo indica el gusto por historiar los frisos, con cintas en latín que refuerzan su hermandad, en Zacán: “Esta es mi casa”, y en Morelia: “Esta es la casa de Dios”.
El estilo arquitectónico es el plateresco, era el reinante en la Nueva España durante el Siglo XVI. Las dimensiones de este templo de Zacán son: 11 metros con 1 centímetro, de ancho, y 50 metros con 8 centímetros, de largo. El dato curioso es que no hay un templo con las dimensiones que tiene éste, solamente el de Santa Ana Zirosto.
La Torre. La torre casi siempre se ubica en el lado opuesto del curato, sobre un cubo de poca elevación; consistente en un solo cuerpo sencillo, con nula o poca ornamentación. En este caso, al lado norte de la iglesia y colindando con la calle principal del poblado.
El Curato. Fue construido, como muchos, al lado sur de la iglesia, para así tener sus tres lados libres en buenas condiciones de iluminación; sin la sombra que proyecta la torre. Colinda con la plaza principal, separado por una barda perimetral de piedra.
Este curato se construyó en fechas posteriores al de Zirosto; construido por los Agustinos entre 1595 y 1605, según el Obispo Medina Rincón.
Su función principal fue el adoctrinamiento y hospedaje de los monjes agustinos.
El Atrio. Frente a la iglesia, el atrio, un espacio abierto cuadrangular limitado por un muro de piedra con dos accesos. Este espacio tuvo en sus orígenes múltiples funciones. En la época de colonia fue cementerio y esa fue una de las funciones primordiales; aquí se sepultaba al común de la gente, mientras que las personas principales, se sepultaban en el interior de la iglesia.
Era pues, tierra sagrada, y para señalarlo, se colocó una enorme cruz de piedra; El símbolo cristiano por excelencia; La cruz se levantó sobre un alto pedestal, para dominar con su silueta, el espacio abierto.
Diego de Basalenque relata en su libro que, además de la fiesta del Corpus, se celebraba también la de la Santa Cruz, en mayo.
Por su parte, Francisco de la Rea escribió en 1639, que la fiesta de la Santa Cruz, era de las más alegres y vistosas de estos pueblos.
La Época Actual. Con la erupción del volcán Parhíkutin, en 1943, las construcciones de la región se vieron seriamente dañadas a causa de la arena y los temblores; la iglesia de Zacán no fue la excepción, principalmente el Curato y la cruz atrial.
42 años después vendría la restauración de lo que prácticamente había quedado en ruinas; habitantes del pueblo reconstruyeron y repararon los daños, entre los años 1985 y 1990, para quedar tal y como lo conocemos actualmente. Entre los participantes está, mi padrino J. Guadalupe Medina Alfaro, Onésimo Campos y su esposa Francisca Valencia Medina, Álvaro Valencia, Gaudencio Campos, Jesús Bravo López, Celedonio Oseguera Huanosto, así como un comité de mujeres; zacanenses radicados en la Ciudad de México y la comunidad en general.