Por Roberto Carlos Guevara
Morelia Michoacán a 26 de agosto de 2024.- La Escuela Primaria Nicolás Bravo, bajo la dirección de Juan José Espinoza, se ha visto envuelta en una creciente controversia debido a las múltiples irregularidades y prácticas abusivas que, según denuncian los padres de familia, han afectado gravemente la dinámica educativa y el bienestar de los alumnos.
Desde que se suspendió el apoyo al programa de escuela de tiempo completo, muchos padres decidieron no continuar en dicho sistema, sin embargo, Espinoza ha impuesto su permanencia obligando a los padres a cubrir el costo semanal de las comidas. No conformes con esta imposición, se han reportado casos en los que el retraso en el pago de dichas cuotas resulta en multas que superan los 100 pesos, una medida que ha sido calificada por la comunidad como desproporcionada y abusiva.
El malestar llegó a su punto álgido durante las ceremonias de clausura del ciclo escolar en julio pasado. Los padres de los alumnos de sexto grado se organizaron para realizar una donación a la escuela, cumpliendo con la exigencia del director de adquirir un refrigerador. No obstante, la decisión de los padres de comprarlo directamente, en lugar de entregar el dinero a Espinoza, desató su furia. En represalia, canceló la ceremonia de clausura que estaba programada en la escuela, pese a que los padres ya habían invertido en el vestuario y otros preparativos.
Ante la negativa de Espinoza de permitir la celebración de la clausura en las instalaciones escolares, los padres tomaron la decisión de realizarla en un salón aledaño a la escuela. Sin embargo, el director no sólo impidió el uso de la escuela, sino que también prohibió que los maestros entregaran cualquier reconocimiento o documento oficial a los alumnos, lo que causó una profunda indignación entre la comunidad.
Estas acciones no son un caso aislado, sino parte de un patrón de comportamiento que ha generado múltiples quejas en su contra. A lo largo de los años, la gestión de Espinoza ha estado marcada por la constante deserción de estudiantes, un claro reflejo del malestar que sus decisiones autoritarias han provocado en las familias. Asimismo, se han registrado numerosas denuncias ante la Comisión de Derechos Humanos, sin que hasta el momento se haya tomado ninguna medida para remediar la situación.
Las autoridades educativas de la zona escolar están al tanto de estas irregularidades, pero su inacción ha generado un clima de frustración e impotencia entre los padres. La comunidad exige la destitución inmediata de Juan José Espinoza, con la esperanza de recuperar un ambiente escolar adecuado y libre de abusos para sus hijos.
El caso de la Escuela Nicolás Bravo es un ejemplo alarmante de cómo la falta de supervisión y la impunidad pueden permitir que se perpetúen conductas que van en detrimento del desarrollo educativo y emocional de los niños. Los padres de familia, unidos por la protección de los derechos de sus hijos, han hecho un llamado urgente a las autoridades para que intervengan y tomen las acciones necesarias para restablecer el orden y la justicia en la institución.