Por Christián Gutiérrez.
Morelia Michoacán a 17 de noviembre de 2022.- El Presidente de México, Andrés Manuel López Obrador perdió códigos culturales que lo hacían poderoso; eso lo sabe, le duele y por eso quiere recuperarlos como sea.
López Obrador es un gran comunicador de códigos culturales, de historias, de metáforas y eso lo ha hecho fuerte, a diferencia de los políticos opositores; por eso sabe que la marcha a favor del INE del pasado domingo daño fuertemente su narrativa.
Si usted lo analiza, durante varios años, Andrés Manuel se fue apropiando de ciertos códigos (conceptos) que en la cultura y en el lenguaje político mexicano son muy significativos:
a) La plaza pública.
b) El pueblo.
Estos dos códigos le pertenecían a AMLO, pero el domingo anterior las y los ciudadanos (no los partidos políticos) se los arrebataron.
Pero, además, en este momento ya surgieron dos elementos que profundizarán el daño, porque minarán aún más su imagen de “líder” de la plaza pública y del pueblo.
Me explico:
El gobierno de los Estados Unidos de América, fiel a su costumbre de guardar silencio en temas de la política interna de México, rompió el silencio y habló. Ha dicho hace unas horas que las instituciones independientes y libres de influencia política como el INE, son una piedra angular de la democracia.
Esto, es una señal muy poderosa de respaldo al Instituto Nacional Electoral (INE) y es un mensaje que sirve para reforzar la narrativa de la relevancia de la democracia que no debe sucumbir ante el populismo.
Un segundo elemento que le dolerá al Presidente, es que hay un reencuentro de la alianza Va Por México, para trabajar tres temas: 1. votar en contra de reforma electoral constitucional de AMLO;
2. intervenir en el proceso de selección de 4 consejeros del INE que se renovarán el próximo año; y 3. enfrentar en alianza las elecciones en Coahuila y en el EdoMex. Este reencuentro se da a partir de la oxigenación que trajo al sistema político la marcha a favor del INE.
La realidad es que los partidos políticos no fueron los que motivaron a las y los ciudadanos para salir a las calles, pero sí podrán capitalizar el maremoto que representa para AMLO la fuerza de la ciudadanía.
Hoy, así están las cosas.
López Obrador ha quedado “tocado” como un boxeador que está a punto de ir a la lona.
Está tocado, está débil y por eso convocó a una marcha el 27 de noviembre, porque intentará recuperar sus dos códigos culturales que lo hacían casi invencible.
Sin embargo, ahora él no tiene la última palabra.
La palabra final, es algo que está en las manos de las y los ciudadanos que se han dado cuenta que, si quieren y se organizan, pueden mandar a “La Chingada” al Presidente de México López Obrador.
*El autor es consultor, tiene estudios de doctorado en Política, de maestría en Comunicación, de maestría en Neuromarketing, de maestría en Ciencia Política y de licenciatura en Derecho.